Vengo para alimentarme de tus venas por la noche.
Me arrastro por tu cama
y tú gritas de pánico.
Me envuelvo alrededor
de tus caderas redondeadas.
Me encanta el sabor de tu sangre en mis labios.
Tu gemido se hace ronco
cuando te doy el primer mordisco.
Nuestros cuerpos se retuercen y tiemblan
en este mágico vuelo.
Enciendo tu cuerpo.
¿Puedes sentir cómo se desliza mi lengua?
Me encanta el sabor de tu sangre en mis labios.
Llegarás a creer
que nunca me iré.
No hagas ruido,
la muerte se desliza por el suelo:
escupo veneno.
Me zambullo en ti y en el dolor,
el éxtasis mezclado te ilumina la cara.
Te rompo los huesos
con el último abrazo ardiente,
tiño tus venas
con unos cuantos sorbos ansiosos.
Me encanta el sabor de tu sangre en mis labios.
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