Mi cara pintada, soy un payaso
y me río mientras mi sueño se transforma en pesadilla.
Se desvanece, estoy dormido,
pero no muy profundamente...
Las paredes de la noche me han dejado cicatriz.
Los cristales rotos sobre los que caminé dos veces,
el filo oxidado de los espíritus ardientes. Decapítame...
No puedo dormir, temo la oscuridad.
¿Me he dormido sólo por hacer algo?
Lanzo los nueve viejos alfileres, una señal indeseada...
Ahora soy un objetivo, tengo calor y frío.
La tempestad me mantiene encerrado en un ascensor,
empapado por el agua sucia.
Respirando aire caliente, los vientos me llevan...
Bababababaaaa...
Los números hablan y yo lloro en mi propio Infierno...
Bababababaaaa...
Medio despierto, duermo y veo a un amigo en forma de fantasma.
Patino con una foca.
La tarántula, la mosca, el anillo roto,
la pequeña y polvorienta pulga,
un feo gigante, un niño desconcertado.
Aquí viene una serpiente rabiosa,
el violín roto, un ballet salvaje,
Shakespeare y compañía.
Rehúsan matar al gatito que me araña...
Me caigo, me caigo, me caigo, me caigo... - despierto.
¿Sabes? Si crees en los sueños,
en las visiones nocturnas, en los mundos entrelazados,
también temes tu sombra, la paranoia, la segunda parte...
Todas las cosas buenas de mi vida habitan en mi mente.
"Elegí el camino equivocado", me oigo repetir cada día.
La enfermedad es este sentimiento, mi vida, mis anhelos.
Mi sueño es lo que una gota de gasolina a una pesadilla.
Todo acaba igual:
mi destino, mi llama.
¿Creer es controlar?
No.
El cuadro cobra vida,
me lleva a un mundo sin nombre,
un lugar sin comparación.
Cree en los sueños que te dejan dormir,
en los cristales rotos que tienes que barrer,
en el libro que leíste, si hallas una explicación
que te ayude de alguna manera.
Tú eres tu propia prisión.
Hoy me desperté.
Los buenos, los malos y los feos sueños han acabado...
... salté del carrusel.
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