Es el fin de toda esperanza,
el momento de perder el niño, la fe,
de acabar con toda la inocencia,
de ser alguien como yo.
Es el nacimiento de toda esperanza
de tener lo que una vez tuve.
Esta vida sin perdón
terminará con un nacimiento.
No tengo voluntad
para levantarme esta mañana
para ver nacer otra rosa negra.
El lecho de muerte
va cubriéndose de nieve.
Los ángeles cayeron primero,
pero yo sigo aquí.
En el Cielo, con ellos cerca,
cantaré por fin mi obra maestra.
Herido resulta el ciervo
que salta más alto,
y mi herida es tan profunda...
Apaga la luz
y deja que pulse el botón.
Mandylion sin cara*,
súplica de muerte sin oración.
Fin de la esperanza,
fin del amor,
fin del tiempo.
El resto es sólo silencio.
*También conocido como Lienzo de Edesa, es una pieza de tela rectangular donde se supone que se imprimió por milagro el rostro de Jesús.
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