Lo que comprendí después de haberte herido
es que había estado buscando todas tus culpas
en lugar de mirarte a los ojos.
Nuestros días fueron enterrados por pequeñas mentiras
que nos permitieron evitar las dudas.
Nuestros corazones saben ahora lo que significa
perdernos el uno al otro.
Este segundo invierno no termina.
Te sientes perdida
porque no puedes ver el mañana.
Mientras llorabas, levantando la voz,
como no encontraba las palabras,
simplemente atrapé tus lágrimas.
Los días nos ahogaron, envolviéndonos en soledad.
Lo que siempre quisimos fue comprendernos,
es lo único que siento que es cierto.
No mentía cuando hablaba de eternidad,
yo estaré siempre a tu lado.
No necesito más "te quieros",
con tal de que te quedes siempre a mi lado.
Quiero que tú, que te cansaste de llorar,
me hagas daño.
Todas las palabras que te dije, de principio a fin,
sólo intentaban que nunca te escaparas de mis brazos.
Ese mismo sueño que compartíamos
nos arrastró a los dos con él.
Las pequeñas mentiras cambian de forma
y se disuelven en un suspiro blanco.
No importa cuántas veces deba grabármelo en el corazón
para no olvidar lo que significa perderte.
Dejo aquí este "adiós" y sigo adelante:
no te volveré a perder.
Para darnos cuenta de cuánto nos amábamos
nos hizo falta conocer el dolor.
Aunque desaparezcamos mañana,
ya no debemos seguir llorando.
Algún día nos convertiremos en dos personas
que cambien como las estaciones.
Aunque haya noches en que te congele la tristeza,
no lo olvides.
Nada de esto terminará jamás
en un profundo sueño.
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