Los pájaros han perdido su vistosa danza
en el cielo gris que ya no es más que escombros.
Como cuando evocamos la sensación de vértigo,
la luz deslumbrante que ha desaparecido
ha cambiado el curso de las cosas...
Tú, que has perdido la voz, vagas mendigando
con esos ojos que parecen romperse
al tiempo que lo hacen tus finos brazos.
Subyugada, despojada hasta de tus deseos,
elevas las manos al cielo
y acaricias las amplias tierras por un instante.
Las flores se esparcen en el cielo
hasta alcanzar el final del dolor
mientras se precipitan las lluvias de la compasión.
Ahora, tu voz inaudible se hace eco
de una canción... un deseo inalcanzable...
La gula interminable de la humanidad
corroe hasta el sol...
Este mundo está ahora...
Desamparado, no soy capaz de moverme.
¿Con quién debería hablar de este dolor?
Atrapado en la oscuridad,
mi corazón grita y llora
en medio de los borrosos recuerdos...
Sólo queda tu rostro sonriente.
Las flores que bailan al viento
te tiñen de color para siempre...
Tu resplandor me ilumina ahora,
al final de este camino.
Sólo con que quede una pequeña esperanza,
podremos seguir cantando... persiguiendo...
Bajo estas manos se acumulan los sacrificios
mientras el dolor de las lágrimas
se incrementa bajo el cielo desinteresado.
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