No hay más que ideales y deseos mundanos.
Ya me he perdido de vista a mí mismo, a uno mismo, a alguien.
Prefiero el dolor de la herida que yo mismo me he abierto,
es la única cuerda floja.
El reticente líquido rojo no revelará nada.
Despierta para descubrir... mi identidad.
La débil pesadilla rota de las alas de mi ego perdido.
Soy como el maniquí que tiene en su interior las semillas del control.
Mi malestar se simplifica, como si se ahogase
latiendo en la roja herida de mi palpitante vena.
Antes de que mi presa lo haga, yo atravieso el clavo para despertar y percatarme de... mi identidad.
Completamente muerto, mi corazón se ha ido
bajo un cielo que no abraza nada más que ceniza.
Todas las voces que perdí de vista son innumerables.
La luz no bañará los abucheos que la oscuridad escupió.
Como hormigas formando filas, sólo puedo acatar las normas.
Mi malestar se simplifica, como si se ahogase
latiendo en la roja herida de mi palpitante vena.
Antes de que mi presa lo haga, yo atravieso el clavo para despertar y percatarme... mi identidad.
Si olvidase que mis alas están conectadas a este cuerpo,
no podría llegar de ningún modo a ese refugio.
Aunque estos pies que chocan con la desesperación, por ejemplo, se cubran de oscuridad,
esa luz inextinguible sigue existiendo en estos brazos.
Las longitudes del tiempo están atadas entre sí,
y al final de ellas me espera mi fin.
Quemado hasta las últimas... el fin son voces caídas en la desolación, pero...
Completamente muerto, mi corazón se ha ido
bajo un cielo que no abraza nada más que ceniza.
Ahora libero al yo que había perdido.
Las penurias han acabado... esta voz es...
Voy hacia el otro lado, que aún no soy capaz de ver...
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