Cierro los ojos,
la luz se muere.
El aroma del despertar,
la dulzura y el rocío.
Juegos infantiles,
bosques y lagos,
arroyos de plata,
juguetes de los viejos días.
Los prados del Cielo.
Las flores maravillosas
y los tesoros escondidos
en el prado de la vida,
mi acre de Cielo.
Un corazón invernal de cinco años
en un lugar llamado hogar,
navegando por las olas del pasado.
Los prados del Cielo.
Una mecedora sin su soñador,
un vaivén de madera sin su carcajada.
Un cajón sin soldaditos de juguete,
una Navidad sin ilusión.
Soñando para siempre.
Las flores se marchitan, los tesoros siguen escondidos
hasta que vea la primera estrella cayendo.
Me duermo
y lo veo todo:
el cuidado de mamá
y el color de las cometas.
Los prados del Cielo.
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