Dejaré atrás mi trono para presentar batalla
como prueba de amor hacia mi gente;
no me rendiré.
Emperador de la Oscuridad,
mi escudo será mi propio cuerpo.
¿Acaso no sobra el sol?
A cambio de una muerte lejana,
-Luna, estrellas...-
me voy apagando.
-... como rey, os necesito-
Toma mi sangre y vive,
-Y un beso a la rosa-.
es el comienzo de la Noche del Despertar.
La poción de la vida eterna
me quema la garganta como si fuera arena,
acabando con las bestias negras
que se ciernen sobre mí.
Sólo me queda una cosa por hacer
mientras mi reino se desmorona ante mis ojos,
para que el linaje real no muera con él.
-Advertencia-
Nadie puede hacerme daño.
-Caída-
No hay en mi ataque lugar para la duda.
-Valor-
Que la sangre que bombea mi corazón
se convierta en una rosa carmesí
que no pierda jamás su orgullo.
Como un caballo alado,
este poder helado me desborda.
Aquellos que se interponen en nuestro camino
están gritándoles a sus propias sombras
que ya no son rivales dignos.
Ante la punta de mi espada,
hacen sus juramentos.
Dejaré atrás mi trono para presentar batalla
como prueba de amor hacia mi gente;
no me rendiré.
Emperador de la Oscuridad,
mi escudo será mi propio cuerpo.
El Rey de las Tinieblas:
en menos de un suspiro,
ese nombre hará temblar el mundo
hasta sus cimientos.
¿Cuánto tiempo ha pasado ya?
Ante la caída de mi reino,
por fin lo dejo salir:
algo cuya existencia solamente conocían
los herederos al trono,
una semilla negra anidada en mi cuerpo maldito.
La oscuridad absorbió el pecado
y lo propagó.
Si pudiera expiar este crimen,
¿extendería Dios su mano
también hacia mí?
Oh, Dios...
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