Y lloran
y llaman
mientras los obstinados caminan solos.
Luces de la ciudad,
extensión urbana
en un lugar que nadie debería conocer.
Allí no hay honor,
allí no hay amor,
esas calles crueles no son para nadie.
Dejadles volver a empezar,
que los puros de corazón sepan
que todavía entendemos lo que valen.
Mientras luchan por existir,
nosotros negligimos y aguantamos.
Rompamos el círculo.
Hogares rotos,
vidas rotas
que se repiten una y otra vez.
Se transmite
de generación en generación
hasta que curemos nuestras heridas.
No es demasiado tarde
para arreglar las cosas,
vestir las heridas de la luz pura del amor.
Siguen esperando,
siguen llorando,
quieren saber que todo mejorará.
Dejadles volver a empezar,
que los puros de corazón sepan
que todavía entendemos lo que valen.
Lo único que pido
es que intentemos
traer a los obstinados de vuelta a casa,
traer al obstinado de vuelta a casa.
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