Vemos una madre sin hijo,
nos encontramos a un desconocido pobre y exiliado.
¿Cómo se siente el corazón que aún late?,
pregunta alguien,
otro Don Nadie.
La tristeza se esconde bien en tu cascarón,
otro hombre con dolor a raudales.
Querido,
aquí estoy para compartir tu miedo:
un acto de bondad
sin ningún amén.
¿Cómo se siente el corazón
por debajo del silencio?
¿Cómo se siente el que se ahoga
en la ciénaga?
Toquemos un himno humano.
Vamos, el fuego está encendido:
quema las cuerdas y baila un poco más.
Nos encontramos donde el acantilado
saluda al mar*,
compartimos una historia, saltamos.
Enraizamos, ocultamos una nota:
ya sabes dónde,
has estado allí.
De mi salió
un hijo de la luz, otro cuento.
Querido:
la noche vendrá, pero no se quedará.
¿Por qué?
La respuesta está en...
Suaves vientos, mi amor,
que te llevan volando a la calma,
que te hacen volar hasta perderte,
hacia un corazón palpitante.
¿Cómo se siente el corazón
por debajo del silencio?
¿Cómo se siente el que se ahoga
en la ciénaga?
Toquemos un himno humano.
Vamos, el fuego está encendido:
quema la espada y baila un poco más.
*Referencia a su canción Élan.
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