Mirando desde el fondo
la luna resquebrajada sobre el mar,
me doy cuenta de que los reflejos
todavía me parecen iguales
a como lo eran antes de que me ahogara.
Y es tan tranquilo estar allí abajo,
en esa catedral donde no puedes respirar;
no tengo que rezar y no hace falta hablar
ahora que estoy aquí abajo.
Y se rompe sobre mí.
Mil millas por debajo de la superficie,
he encontrado un lugar donde descansar.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Y los brazos del océano me transportan,
y toda esta devoción se escapa de mí.
Y las olas son el Paraíso
para una pecadora como yo.
Los brazos del océano me llevan a mi destino.
Aunque la presión es difícil de soportar,
ésta es la única forma de escapar.
Parece una decisión complicada
ahora que estoy aquí abajo.
Y se rompe sobre mí.
Mil millas por debajo de la superficie,
he encontrado un lugar donde descansar.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Y los brazos del océano me transportan,
y toda esta devoción se escapa de mí.
Y las olas son el Paraíso
para una pecadora como yo.
Los brazos del océano me llevan a mi destino.
Y se ha acabado,
y yo me hundo,
¡pero no me rendiré!
Solamente estoy dándome por vencida.
Oh, hundiéndome en lo profundo.
Oh, tan frío, pero tan dulce.
En los brazos del océano, tan dulce y frío,
con toda esta devoción que no sabía que sentía,
y las olas son el Paraíso
para una pecadora liberada,
y los brazos del océano me llevan a mi destino.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Llévame a mi destino.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Llévame a mi destino.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Nunca me sueltes, nunca me sueltes.
Y se ha acabado,
y yo me hundo,
¡pero no me rendiré!
Solamente estoy dándome por vencida.
Oh, hundiéndome en lo profundo.
Oh, tan frío, pero tan dulce.
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