Había un barco
cuyas velas se movían como
dos corazones latiendo,
y cuyo ritmo emulaba
el de dos pulsos acompasados...
... en una brújula silenciosa
y la melodía de una canción.
Y a veces lo guiaba el viento,
y a veces lo guiaban las estrellas;
a veces lo guiaba el mapa del capitán,
pero siempre la guiaba a ella
de vuelta a sus brazos.
Hubo un barco
que se hundió en la tormenta.
El ancla se perdió
y el whisky silbó
una tonadilla de vergüenza y pecado.
Y a veces lo guiaba el viento,
y a veces lo guiaban las estrellas;
a veces lo guiaba el mapa del capitán,
pero siempre la guiaba a ella
de vuelta a sus brazos.
Hubo un barco
que pasó demasiado tiempo atracado
y cuya tripulación ya no existía;
otro marinero los reclutó
para ir en busca de un tesoro,
¡oh!, prohibido.
Y a veces lo guiaba el viento,
y a veces lo guiaban las estrellas;
a veces lo guiaba el mapa del capitán,
pero siempre la guiaba a ella
de vuelta a sus brazos.
Pero las aves cantaban sobre las velas.
Sí, las aves cantaban sobre las velas.
Y las aves cantaban sobre las velas,
y el viento clamaba una rebelión.
Había un barco
que navegaba en aguas verdes
guiado por una luz dorada.
Y, a lo lejos, los tritones cantaban
a los marineros que iban y venían.
Y a veces lo guiaba el viento,
y a veces lo guiaban las estrellas;
a veces lo guiaba el mapa del capitán,
pero nunca me guiaba
de vuelta a tus brazos.
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