Soy otro rey, otro ladrón,
un hermano que pisotea tus sueños
antes de que se metan en el camino de los míos.
Él es un luchador que ansía el desastre,
un defensor del libre albedrío
encadenado al destino del mundo.
Pero nadie oye sus palabras.
Siente el peso sobre tus hombros.
¿Queda alguien que pueda frenar nuestra caída?
Toda esa gente, todo ese poder.
¿Queda alguien, queda alguien?
Ella es una amante, alguien que se ríe del amor verdadero,
y cada dólar que tiene
lo ha ganado a costa de aquellos
que creyeron lo suficiente como para que se les notara.
En el espejo verás a un vencedor,
un pecador de renombre que se codea
con esos santos autoproclamados de la era moderna.
Siente el peso sobre tus hombros.
¿Queda alguien que pueda frenar nuestra caída?
Toda esa gente, todo ese poder.
¿Queda alguien, queda alguien?
No se trata de conformidad,
es abuso de la individualidad,
es locura, es realidad,
es la tierra prometida de la hipocresía.
Siente el peso sobre tus hombros.
¿Queda alguien que pueda frenar nuestra caída?
Toda esa gente, todo ese poder.
¿Queda alguien, queda alguien?
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