Todos los niños despiertan un día
preguntándose de dónde vienen:
¿por qué se ve el cielo tan rosa,
a qué velocidad viajan las nubes?
Y te inventas historias que contarles
y sus ojos se abren como platos
cuando les hablas del cielo
y todo lo que bajo él habita.
Hay una fábrica en la que hacen nubes
enormes y azules.
La fábrica se te come,
te traga entero,
te llena de soberbia,
y jamás te deja ir.
Si alguna vez llegas a soñar
que serás un hombre libre,
no hay escapatoria,
jamás saldrás de la fábrica de nubes.
Si te unes a la misma brigada
a la que yo me uní de joven,
podrás ver lo que hay más allá
de los tejados de esta ciudad.
¡Hazme caso, hijo, y huye
mientras tus sueños vuelen libres!
Que escriban mi historia
como el sonido que rompe el silencio.
Hay una fábrica en la que hacen nubes
enormes y azules.
La fábrica se te come,
te traga entero,
te llena de soberbia,
y jamás te deja ir.
Si alguna vez llegas a soñar
que serás un hombre libre,
no hay escapatoria,
jamás saldrás de la fábrica de nubes.
Es triste que no puedas escapar,
que sólo creas lo que ves
y te dejes guiar.
Pero los ojos engañan,
no hay nada que ver
aparte de las cremas de la fábrica de nubes.
Pero, ¡eh!,
¿acaso no es divertido?
¡Todos se parecen a mí,
y se beben pintas de vieja apatía
mientras sueñan dónde podrían estar
fuera de la fábrica!
Si alguna vez llegas a soñar
que serás un hombre libre,
no hay escapatoria,
jamás saldrás de la fábrica de nubes.
Hay una fábrica en la que hacen nubes
enormes y azules.
La fábrica se te come,
te traga entero,
te llena de soberbia,
y jamás te deja ir.
Si alguna vez llegas a soñar
que serás un hombre libre,
tu justicia será la ironía,
a menos que llegues a salir de la fábrica de nubes.
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