Mis dedos ya no pueden alcanzar el lejano cielo,
pero soltaré las estrellas brillantes
y las liberaré.
Quédate conmigo hasta que me duerma;
como cuando me perdía de niño,
no soltaré tu dulce mano.
Al abrir hoy las ventanas,
escuché los pasos de la nueva estación.
Ah, tu sonrisa y tus gestos
lo son todo para mí.
Quédate conmigo.
¿Qué puedo hacer?
Ya no puedo mirarte con dulzura
como cuando me perdía de niño.
Adiós...
... No dejo de pensar en ti.
Amor mío, cruzaré a nado el más ancho océano
y no volveré a temer a la tormenta.
Cuando sientas que estás en medio
del mar embravecido,
levanta la cabeza y mira hacia arriba:
las estrellas brillantes son tan hermosas
como cuando nos perdíamos de niños.
Adiós...
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