Sobre aquel parqué polvoriento
nos dijimos las cosas de las que jamás habíamos hablado.
A través de las telarañas de la ventana
vimos reflejos de algo hecho para durar
y sobre un colchón en el suelo
vimos un techo que empezaba a agrietarse.
Por donde corríamos cuando éramos jóvenes,
ahora caminábamos de la mano sin mirar atrás.
Y, en mitad de la noche,
peleamos por el honor y la gloria y el amor.
Y apenas dudamos
mientras construimos desde arriba nuestra pequeña nación.
La historia acaba de empezar,
la historia acaba de empezar.
Así que tomamos nuestro barquito para ver si flotaba,
pero en realidad podía volar.
Y nos cogió por sorpresa
lo rápido que se alzaba en el cielo.
Con pequeñas cicatrices y rasguños,
nos compramos una caja de cerillas para iluminarnos
y nos movimos tan deprisa como el humo nos dijo
que huyéramos adonde pudiéramos luchar.
Y, en mitad de la noche,
peleamos por el honor y la gloria y el amor.
Y apenas dudamos
mientras construimos desde arriba nuestra pequeña nación.
La historia acaba de empezar,
la historia acaba de empezar.
Con poco que decirnos,
nos lanzamos las miradas necesarias para continuar.
Eres todo cuanto deseaba,
todo cuanto jamás creí que encontraría;
así que, cariño, toma mi mano
y baila conmigo: esta noche es nuestra.
Y que juntos sigamos mirando al cielo,
donde vamos construyendo estrellas
a partir de polvo.
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