Despacio gira la llave del tiempo
en el cerrojo de las promesas rotas.
En el silencio total de mi espacio,
me acurruco bajo mi anhelo.
Las obras de mis dioses se alejan,
evitan mis manos que tratan de alcanzarlas.
Sus cabellos anhelaba adornar
con estrellas brillantes;
su ceño, con el sol ardiente;
en plata dibujaría
la luz de luna de su gracia:
la resplandeciente.
La perfección de los cielos conocí,
mas los recuerdos de mis actos
se desvanecen y no puedo alcanzarlos;
dan paso a noches solitarias.
Pero tan despacio
gira la llave del tiempo
en un cerrojo oxidado
de promesas rotas.
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