Nuestras fronteras han sido trazadas,
esa línea sin medida que se abre ante nosotros como una grieta.
Esta lánguida tierra de amargor,
te aprisiona con rabia y no puedes liberarte.
Cuando el destino te alcance, helado,
te hará más fuerte o bien te arrancará de raíz.
Las luces cambian en el arnés del viento de cola
y lo desconocido te abraza;
la tristeza abandona tus hombros
y tu mente deja de buscar ayuda.
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