Destino.
El que me dio la vida está muerto y enterrado.
Dolor.
Le abandonamos para morir en el campo teñido de sangre.
Ahora no queda nada,
un ritual domado.
Lo que nos han robado
nunca lo recuperaremos.
Ahora soy un hijo nativo en tierra extranjera
y vivo en un mundo que no comprendo.
Tiempo.
Marchar hacia delante trae consigo un lento y cruel declive.
Mientras lucho
por la herencia que tantos murieron por proteger.
Ahora no queda nada,
un ritual domado.
Lo que nos han robado
nunca lo recuperaremos.
Ahora soy un hijo nativo en tierra extranjera
y vivo en un mundo que no comprendo.
Rotos y separados de cuanto teníamos.
Lo que considerábamos sagrado, cercenado.
Aquí estamos, extranjeros recorriendo esta tierra extraña.
Ahora soy un hijo nativo en tierra extranjera
y vivo en un mundo que no comprendo.
Miro alrededor y entiendo que mi mundo ya no existe,
pero sigo tratando de encajar donde no pertenezco.
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