Eh, Don Esperanzado,
decías que más vale prevenir que lamentar.
Eh, Don Esperanzado,
no quiero que tu mamá se vaya a preocupar.
Está oscureciendo, pero voy a salir.
Si hay un incendio, he de apagarlo
y, si me oyes gritar antes de una hora,
corre a buscarme.
Eh, Don Corazón Roto,
tu hermana dice que no ibas en serio.
Eh, Don Corazón Roto,
su hermano dice que él ya no siente nada.
Un par de meses en arresto domiciliario,
algo de agua bendita y la bendición del cura.
No puedo perdonar lo que no puedo olvidar,
y no puedo olvidar.
Deja de decirme que tengo que calmarme:
no estás lo suficientemente loco,
no estás lo suficientemente loco.
¿Cuántas cabezas van a tener que rodar
para que despiertes,
para que despiertes?
No estás lo suficientemente loco.
Eh, quienquiera que me escuche,
hay que enfrentarse al lado amargo de la muerte y la gloria.
Eh, todo el mundo
reconoce la vieja historia al ver la imagen.
La cara contra el suelo, saboreo la sangre.
No puedo respirar, necesito que me suelten.
No te oigo, ¿has tenido suficiente?
Porque yo he tenido suficiente.
Deja de decirme que tengo que calmarme:
no estás lo suficientemente loco,
no estás lo suficientemente loco.
¿Cuántas cabezas van a tener que rodar
para que despiertes,
para que despiertes?
No estás lo suficientemente loco.
Deja de decirme que tengo que calmarme:
no estás lo suficientemente loco,
no estás lo suficientemente loco.
¿Cuántas cabezas van a tener que rodar
para que despiertes,
para que despiertes?
No estás lo suficientemente loco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario