Te amé a la luz del sol,
tú dabas caza a la luna con un arpón.
Lentas tardes en Utopía,
besamos a la tortuga fea y la hacemos llorar.
Cortas la cabeza a la abundancia,
violamos la Tierra y no entendemos por qué nos lo devuelve.
¿Crees en la tormenta, en la tormenta?
Los huracanes juegan a las sillas musicales
con nuestros hogares y posesiones.
Tornados que son derviches que dan vueltas y apestan a desastre,
tsunamis que son balancines: da y recibirás, ¿cuál es el problema?
Te amé a la luz del sol,
tú dabas caza a la luna con un arpón.
Rezo por que seas toda mía,
tú echas espuma por la boca y desapareces.
Cortas la cabeza a la abundancia,
jodemos la Tierra y no entendemos por qué llora.
¿Crees en la tormenta, en la tormenta?
Los huracanes juegan a las sillas musicales
con nuestros hogares y posesiones.
Tornados que son derviches que dan vueltas y apestan a desastre,
tsunamis que son balancines: da y recibirás, ¿cuál es el problema?
Te amé a la luz del sol,
tú dabas caza a la luna con un arpón.
Rezo por que seas toda mía,
tú echas espuma por la boca y desapareces.
Rompimos nuestro pacto
y nos alejamos
hacia otro lugar:
hogar,
buscamos un hogar.
¿Por qué desfiguramos todo aquello
que era hermoso en nuestro interior?
Ahí componemos las calamidades
que el resto del mundo debe tolerar.
Microcosmos, macrocosmos: son lo mismo.
Qué juego tan estúpido.
¿No te parece que somos extraordinarios?
Creemos y vemos,
comprendemos lo imaginario.
¿No crees, no crees?
Sí, yo creo que somos extraordinarios.
Existimos y vivimos.
Sí, creo que deberíamos casarnos.
Rompimos nuestro pacto
y nos alejamos
hacia otro lugar.
Te amé a la luz del sol,
tú dabas caza a la luna con un arpón.
Rezo por que seas toda mía,
tú echas espuma por la boca y desapareces.
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