Estos ojos se han abierto
y ya lo entienden todo.
Nuestra batalla.
¿Qué te parece este puño
que se agita cargado de ira?
Trepa ese muro.
Dentro de nosotros
llevamos implantados el bien y el mal.
Destrucción, desesperación.
Todas las cosas visibles
son superficiales.
No hay vuelta atrás,
bendición o desgracia.
Cada noche, la muerte abre la boca,
se enreda la lengua y viene a buscarme.
No hay vuelta atrás.
Saluda al mono,
saluda al mono.
Deseos que nos hacen ser dioses,
sexo con un Humanoide.
¿Indeseado? ¿No es amor?
En eterno abandono.
Si no hay dudas y no hay nada que perder,
¿qué pasa con la libertad de haber nacido?
Nuestra batalla.
¿Qué te parece este puño
que se agita cargado de ira?
Trepa ese muro.
Justicia por la muerte.
¿Quién es el que no puede volver atrás?
Estoy harto de excusas,
sólo te das cuenta al ver la carne apilada
sobre el carro y todas las salidas bloqueadas.
Los salones ceremoniales
tienen un dulce sabor a miel.
Miras a través de la ventana de cristal,
incapaz de desviar la vista.
Auschwitz enloquece en silencio.
Te daré un dios.
Saluda al mono,
saluda al mono.
Deseos que nos hacen ser dioses,
sexo con un Humanoide.
¿Indeseado? ¿No es amor?
En eterno abandono.
Si no hay dudas y no hay nada que perder,
¿qué pasa con la libertad de haber nacido?
La realidad que se abre ante nosotros
lo convertirá todo en óxido,
incluso los sueños.
La solución y el mañana: patrañas.
El Demonio en una Misa Nocturna.
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