Ah, se aproxima una noche fría como el hielo.
Ah, no puedo ver en esta negrura total,
el cielo parece echárseme encima.
Otro violento latido que desperdicia este corazón,
como ese pobre pajarito
que solamente respira.
No puedo soñar en esta jaula.
Lloro y lloro y lo único que me queda
es este corazón distorsionado.
Extendí la mano en el interior de las nubes oscuras,
pero sólo pude tocar el aire y la soledad.
Todavía no amanece
y no puedo salir de la jaula de mi alma.
La noche se aproxima,
la aguja no deja de moverse.
Los sueños se alimentan de lo que sueño
y me dejan amputado de ellos.
El sentido de la vida, mi razón para existir:
por más que peleo por encontrarlos, no encuentro respuesta.
Mi corazón sufre y yo huyo
como forma de protegerme,
gritando, lleno de cicatrices.
Entrego mi cuerpo a la luz al final de la noche:
que lo deshaga, que lo tome, que lo invada.
Sólo podía llorar en esta jaula sin respuestas.
Mi corazón latía con fuerza,
negándose a admitir la derrota.
¿Ya viene el amanecer?
Me arrastro hacia él
para salir de la jaula de mi alma.
Sé que estás atrapado en la jaula de tu alma:
yo he decidido romper la mía.
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